—La ciudad se ha llenado de rusos con rublos. Los bares y restaurantes están abarrotados y ha llegado gente nueva con ganas de trabajar —dice Ashot Parsyan, un empresario armenio que acaba de abrir un restaurante japonés en Ereván y que ha contratado a dos camareros rusos que acaban de llegar a la ciudad.
Contenido solo para socios/as
Otra forma de ver el mundo es posible. Si te haces socio/a ahora, tendrás acceso ilimitado a la web. Además, recibirás el número 8 de la colección Voces: "Historias contadas al oído"
Suscríbete ahora