—La ciudad se ha llenado de rusos con rublos. Los bares y restaurantes están abarrotados y ha llegado gente nueva con ganas de trabajar —dice Ashot Parsyan, un empresario armenio que acaba de abrir un restaurante japonés en Ereván y que ha contratado a dos camareros rusos que acaban de llegar a la ciudad.
Contenido solo para socios/as
Otra forma de ver el mundo es posible. Si te haces ahora socio/a, tendrás acceso ilimitado a la web, y recibirás cada año nuestra revista en papel con más de 250 páginas y un libro de la colección Voces.
Suscríbete ahora