La cumbre del G-7, que se celebró este año en Kananaskis (Canadá), terminó el martes sin un comunicado conjunto, lo que mostró un profundo desacuerdo entre Estados Unidos y sus aliados sobre los principales asuntos globales, como la guerra en Ucrania, el conflicto entre Irán e Israel o las tensiones comerciales. La marcha anticipada de Trump por las tensiones en Oriente Próximo eclipsó la reunión y frustró los intentos del anfitrión, el primer ministro canadiense Mark Carney, de ofrecer una imagen de unidad. 

En lugar de una declaración conjunta, se publicaron media docena de textos independientes, entre ellos uno sobre Ucrania que Washington rechazó inicialmente por su lenguaje demasiado enérgico y que finalmente se incluyó solo en la declaración final de Carney. La esperada reunión entre Trump y Volodímir Zelenski no se produjo, lo que dejó al mandatario ucraniano sin el respaldo que buscaba para nuevas ayudas y para intensificar la presión diplomática sobre Rusia.