Vuelven las tensiones regionales entre la India y Pakistán después de que esta semana se produjeran dos atentados en las capitales de ambos países con tan solo un día de diferencia. El lunes, un coche estalló en el casco antiguo de Nueva Delhi, acabó con la vida de ocho personas e hirió a una quincena. Por el momento se desconoce quién está detrás de un ataque que la India no ha dudado en calificar de atentado terrorista. Las autoridades investigan si la explosión está vinculada a la detención, horas antes del suceso, de siete personas en la región de Cachemira bajo su control. En esa operación se incautaron de armas y cerca de 3.000 kilogramos de material para fabricar explosivos. 

Solo un día después de la explosión en Delhi, un hombre se inmoló en Islamabad, la capital pakistaní, frente a una sede judicial. El atentado, reivindicado por el Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP, una amalgama de grupos talibanes pakistaníes), se saldó con al menos doce muertos y una treintena de heridos. “Un atentado en la India y un atentado en Pakistán; un atentado en Nueva Delhi y un atentado en Islamabad. Entre ambos ataques contra estas capitales apenas ha pasado un día. No están conectados; sin embargo, la tensión entre ambos países, vecinos y rivales, ha subido enseguida. ¿Por qué? Porque hace unos meses ya tuvimos un atentado en Cachemira, tras el cual hubo un intercambio de ataques que hizo incluso que tuviera que intervenir Donald Trump para lograr un alto el fuego”, explica Agus Morales, director de 5W y excorresponsal en Nueva Delhi e Islamabad. “La India no ha responsabilizado a nadie de este atentado en la capital, pero Pakistán sí que lo ha hecho y ha apuntado a Afganistán y a un supuesto apoyo de la India al Afganistán de los talibanes. En esta región, que hace algo más de una década sufría muchísimos atentados, es posible que estos ataques se reproduzcan en el futuro cercano”, advierte.