La violencia de Israel contra los territorios palestinos no cesa. Esta semana, dos palestinos fueron ejecutados por miembros del Ejército israelí cuando salían de un local de la ciudad de Yenín. El momento en que los hombres son alcanzados por disparos a bocajarro fue recogido en un vídeo difundido a través de redes sociales, y que ha suscitado una ola de indignación y condenas. La oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos se ha mostrado “horrorizada” por el “descarado asesinato” y ha pedido una investigación “exhaustiva”. Los asesinatos de palestinos en Cisjordania por parte de las fuerzas israelíes se han disparado: según datos de la ONU, desde el 7 de octubre de 2023 los soldados y colonos israelíes han acabado con las vidas de 1.030 palestinos en la Cisjordania ocupada, entre ellos 223 niños. Esta misma semana, el Ejército israelí lanzó una operación militar sobre cinco ciudades cercanas al valle del Jordán. Con el pretexto de una supuesta “operación antiterrorista”, cerró los accesos por carretera, impuso el toque de queda y llevó a cabo redadas casa por casa. Al menos dos personas fueron trasladadas al hospital con signos de haber sufrido palizas, según la Media Luna Roja Palestina. 

Mientras tanto, en Gaza, a los ataques israelíes que aún prosiguen se suman las fuertes lluvias que recrudecen las condiciones de vida de miles de personas. Los campamentos de desplazados no están preparados para afrontar el invierno; organizaciones de ayuda humanitaria han alertado de la posibilidad de que algunos desaparezcan totalmente bajo el agua, y estiman que se necesitan 300.000 casas móviles. Pero Israel sigue limitando la entrada de ayuda humanitaria. Según Amnistía Internacional, las condiciones que impone en Gaza suponen la continuación del genocidio contra la población palestina.