Honduras entró esta semana en un limbo electoral, después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunciara un “empate técnico” entre los dos principales candidatos a la presidencia, ambos de corte conservador, Nasry “Tito” Asfura y Salvador Nasralla. La diferencia entre ambos se mide en centenares de votos y no permitía proyectar un ganador claro varios días después de las elecciones. El CNE ordenó un recuento manual de las papeletas, en un contexto marcado por la influencia directa de Donald Trump, que ha respaldado públicamente a Asfura y llegó a insinuar un posible fraude por parte de las autoridades hondureñas: en un principio Nasralla lideró el recuento, pero para el jueves Asfura había recuperado la ventaja, con cerca del 85 por ciento de los votos escrutados.