La Unión Europea acordó el jueves avanzar en un ambicioso plan de rearme con el objetivo de fortalecer su capacidad de defensa y garantizar su apoyo a Ucrania ante el alejamiento de Estados Unidos y la creciente amenaza de Rusia. La iniciativa implica la movilización de hasta 800.000 millones de euros, con préstamos respaldados por deuda común para la compra de material militar y la posibilidad de que los Estados miembros se endeuden sin ser penalizados. Aunque el proyecto depende en gran medida de los presupuestos nacionales, supone un importante paso hacia una mayor integración de los Veintisiete en materia de seguridad y defensa. Sin embargo, la parte del acuerdo que busca garantizar apoyo a Ucrania se ha encontrado con el veto del primer ministro húngaro, Viktor Orbán. A pesar de este obstáculo, los otros 26 países han decidido seguir respaldando a Kiev, explorando opciones como poner tropas en el terreno.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, participó en la cumbre de Bruselas para solicitar más presión sobre Rusia y un mayor apoyo militar. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó la situación actual  como un “momento existencial” para la seguridad de Europa, insistiendo en la necesidad de una respuesta firme. En paralelo, el canciller alemán Olaf Scholz, que está a punto de terminar su mandato, ha planteado la idea de flexibilizar las reglas fiscales para permitir un mayor gasto en defensa sin que ello afecte los límites de endeudamiento. Precisamente, los dos probables socios de coalición del país germano, los conservadores y socialdemócratas, han pactado relajar el freno de la deuda para permitir inversiones en defensa.