Esta semana se han difundido imágenes satelitales que dejan ver las dimensiones de la brutal masacre perpetrada el 29 de octubre por parte de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en un hospital de la ciudad de El Fasher, en el suroeste de Sudán. Allí, esta fuerza paramilitar enfrentada con el Ejército sudanés ejecutó a más de 460 personas. Las imágenes muestran lo que parecen ser cuerpos esparcidos por los alrededores del hospital, además de manchas rojizas en el suelo y signos de tierra removida que coinciden con las acusaciones de ejecuciones y excavación de fosas comunes. Según el Laboratorio de Investigación Humanitaria de la Universidad de Yale, encargado del análisis de las imágenes, existen evidencias de que las RSF asesinaron a pacientes y personal médico puerta a puerta.

La oleada de ataques contra población civil en centros de salud no cesa. Este lunes, al menos siete personas, entre ellas mujeres y niños, murieron en el Hospital infantil de Kornoi, en Darfur Norte, según la Red de Médicos de Sudán. Este ataque también se vincula a las RSF. Ese mismo día, al menos 40 personas perdieron la vida al este de El Fasher en un ataque con drones contra los asistentes a un funeral en la localidad de El Obeid. Este jueves las RSF dijeron dar su “conformidad” a una tregua humanitaria propuesta por Estados Unidos, Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes, aunque el Ejército sudanés ha dicho que seguirá luchando contra esta fuerza paramilitar. En el pasado ha habido otros intentos de tregua en Sudán, pero ninguno ha tenido éxito. En medio de la violencia, las cifras de desplazados por la cruenta guerra civil se disparan. Más de 12 millones de personas han huido de sus hogares y alrededor de 30 necesitan ayuda urgente. Aunque fuera de los focos, el conflicto en Sudán se ha convertido ya en la peor crisis humanitaria del mundo.