En este inicio de septiembre, continúan las muertes de personas que intentan alcanzar por mar una Europa de fronteras blindadas. Al menos 21 personas, entre ellas tres niños, están desaparecidas después de que su barca naufragara el miércoles cerca de la isla italiana de Lampedusa. Otras siete personas, todas de nacionalidad Siria, fueron rescatadas con vida. La embarcación había partido el 1 de septiembre desde las costas libias, según los supervivientes, y permaneció tres días a la deriva parcialmente hundida. Esta misma semana, otras 13 personas perdieron la vida y medio centenar fueron rescatadas cuando trataban de cruzar el Canal de la Mancha para alcanzar el Reino Unido.
Estas muertes se suman a las de miles de personas que pierden la vida o desaparecen en las rutas migratorias por mar. Este año Canarias ha vivido su verano más intenso, con más de 2.600 llegadas en julio y agosto, casi un 20 por ciento más que en esos mismos meses en 2023. En este contexto, la gestión migratoria se ha colocado en primera línea del debate político. El lunes el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, defendió que los menores que llegan a las islas estén bajo custodia policial al asegurar que no son competencia del archipiélago porque no están “en situación de desamparo”. Las autoridades apuntan a que la cifra de llegadas puede aumentar en los próximos meses ante la mejora de las condiciones meteorológicas en el Atlántico.
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