El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado una nueva medida que prohíbe la entrada a ciudadanos de 12 países. Las personas originarias de Afganistán, Myanmar, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen quedan completamente vetadas, mientras que, adicionalmente, las personas que lleguen a Estados Unidos desde Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela se enfrentan a restricciones parciales. “El presidente Trump está cumpliendo su promesa de proteger a los estadounidenses de actores extranjeros peligrosos que quieren venir a nuestro país y perjudicarnos”, aseguró la portavoz de la Casa Blanca, Abigail Jackson. Trump utilizó como justificación para tomar esta medida el atentado reciente en Colorado, atribuido a un egipcio con visa de turista —por cierto, Egipto no está incluido en la lista—.

Todo esto ha ocurrido en medio de una disputa entre Trump y el magnate Elon Musk, que hasta hace poco estuvo al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). El presidente estadounidense se mostró “muy disgustado y sorprendido” con las críticas del empresario hacia una nueva ley republicana sobre política fiscal, a la que Musk definió de “abominación repugnante”. La respuesta presidencial fue inmediata: Trump sugirió que Musk renunció porque se lo pidieron y amenazó con cancelar todos los contratos gubernamentales vinculados al empresario. El cruce de acusaciones llegó a su punto más elevado cuando Musk, desde su red social X, insinuó que Trump figura en la llamada “lista Epstein” —una libreta del millonario Jeffrey Epstein, que murió en prisión mientras esperaba su juicio por tráfico sexual de menores, un delito que presuntamente salpicaba a hombres influyentes en diferentes ámbitos—.