La guerra continúa en el este de la República Democrática del Congo tras la conquista de la ciudad de Goma por la milicia M23. Ante la tibia respuesta internacional, este grupo rebelde, formado mayoritariamente por tutsis congoleños, sigue su avance hacia la provincia de Kivu Sur. Pero la violencia también está presente en otras zonas: esta semana, al menos 52 civiles han muerto en el campo de desplazados de Fataki, al noreste del país, tras un ataque por parte del grupo armado Cooperativa para el Desarrollo del Congo (Codeco).
Una cumbre de líderes africanos celebrada en Tanzania no ha servido para encauzar la situación, pese a las llamadas a un alto el fuego. Que la paz avance depende en buena parte de Ruanda, que ha sido acusada de dar apoyo al M23. Aunque todos los actores implicados en la guerra hablan de defender a la población o responder a las afrentas externas, en el corazón de la violencia está la codicia. El este de Congo, dividido en las dos provincias de Kivu, donde se encuentra Goma, es rico en recursos naturales: oro, coltán, diamantes o casiterita, entre otros, que cotizan muy bien en los mercados internacionales.