El europeísta Nicusor Dan fue elegido presidente de Rumanía tras una tensa campaña electoral marcada por una profunda polarización social y política. La movilización del voto joven, sobre todo en las ciudades, resultó decisiva para su victoria frente al ultranacionalista George Simion, quien arrasó en la primera vuelta. El país, uno de los más pobres de la Unión Europea, se enfrenta ahora a retos económicos como la inflación del 5% y una elevada deuda pública del 9%.
La desconfianza hacia los partidos tradicionales también fue protagonista en estos comicios, alimentando el auge de discursos extremistas que provocaron un mayor apoyo a la ultraderecha. Según los analistas, la clase política ha contribuido a la actual polarización, lo que ha puesto en riesgo la estabilidad institucional del país. Y, según los mismos expertos, esas diferencias podrían seguir aumentando.