El presidente de China, Xi Jinping, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, se reunieron esta semana en Pekín en un encuentro que sirvió para reafirmar su cooperación y apoyo mutuo. Esta fue la primera visita a China en seis años del líder norcoreano, que participó en un evento con un grupo numeroso de líderes mundiales —entre ellos el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente de Serbia, Alexander Vucic— por primera vez desde que fue nombrado líder supremo en 2011, tras la muerte de su padre Kim Jong-il.

La economía norcoreana vive bajo el peso de fuertes sanciones estadounidenses relacionadas con el desarrollo de armas nucleares. Según algunos observadores, el viaje de Kim Jong-un podría tener como objetivo aumentar su influencia en eventuales conversaciones con el presidente estadounidense Donald Trump, algo que China vería con buenos ojos.