Donald Trump materializa una de sus mayores promesas electorales. Aproximadamente 2,5 millones de personas han sido deportadas o han salido de Estados Unidos durante el último año como parte de la campaña de deportaciones masiva impulsada por Trump en su vuelta a la Casa Blanca. Aunque esto incluye deportaciones y personas que han abandonado el país, al menos sobre el papel, por su propia voluntad, la cifra supera cualquier expectativa. El año pasado, bajo la Administración Biden, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EEUU (ICE) registró su cifra más elevada hasta la fecha de expulsiones: entonces fueron más de 270.000 personas. En su intento por agilizarlas aún más, esta semana el Departamento de Seguridad Nacional firmó un contrato de casi 140 millones de dólares para dotar al ICE de su propia flota de aviones y no depender de empresas privadas.
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