Los ataques van más allá de Gaza y Líbano. Tres misiles israelíes alcanzaron este martes varios edificios en el suroeste de Damasco, la capital siria, y se cobraron la vida de al menos nueve civiles, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, además de dos miembros de la milicia Hezbolá. En los últimos doce meses, el Ejército israelí ha lanzado más de 200 ataques contra objetivos libaneses e iraníes en territorio sirio, sin que el régimen de Bachar Al Asad haya respondido más allá de condenar la ofensiva. 

La situación en este país, azotado por la guerra sin fin que estalló en 2011, se ha agravado con los ataques israelíes en el vecino Líbano, que por su parte está sufriendo la peor oleada de desplazamientos de su historia. Las bombas han llevado a decenas de miles de refugiados sirios a cruzar de vuelta a su país: se calcula que en algo más de dos semanas de intensa campaña de bombardeos israelíes al menos 250.000 personas han huido por tierra a Siria. Con la carretera principal entre los puestos fronterizos de los dos países destruida por un bombardeo, las personas se están viendo obligadas a cruzar a pie con sus hijos y con todo aquello con lo que pueden cargar. La ONU ha instado esta semana a movilizar más recursos y ayuda humanitaria para intentar aliviar su situación.