En Corea del Sur, el liberal Lee Jae-myung, del opositor Partido Democrático (PD), consiguió la victoria en las elecciones presidenciales del martes. La llegada de Lee a la presidencia marca un punto de inflexión en un país aún con la mente puesta en el fallido golpe de Estado liderado por el expresidente Yoon Suk Yeol. La noche del 3 de diciembre de 2024, mientras unidades militares cercaban el Parlamento, Lee se convirtió en la cara visible de la resistencia democrática, llamando a la ciudadanía a defender las instituciones.

Superviviente de un intento de asesinato, acusado en múltiples ocasiones por corrupción y aún así aclamado por millones, Lee representa el auge de una Corea más pragmática, con la idea puesta en hacer reformas, pero también profundamente dividida. Sin embargo, el poder casi absoluto que ahora tendrá —controlará tanto el Parlamento como la presidencia— ha generado inquietud en diferentes sectores.