La sorprendente salida del ultraderechista Geert Wilders del Gobierno neerlandés ha sumido al país en una nueva crisis institucional. Al frente del Partido por la Libertad (PVV) y como principal fuerza parlamentaria, Wilders ha abandonado la coalición de cuatro partidos tras no lograr imponer un endurecimiento drástico de la política migratoria. El líder del país buscaba bloquear solicitudes, deportar refugiados sirios en seis meses y militarizar las fronteras, pero encontró la resistencia de sus socios, lo que precipitó su retirada y provocó la dimisión de sus cinco ministros, incluida la del primer ministro, Dick Schoof.
Con el Ejecutivo ahora en funciones y nuevas elecciones en el horizonte, Países Bajos se enfrenta a un escenario de gran incertidumbre. Mientras el resto de la coalición conservadora —VVD, NSC y BBB— ha criticado la salida de Wilders, los sondeos auguran una caída significativa en la intención de voto del PVV debido, en gran parte, por la falta de resultados en materia migratoria.