La situación en Marruecos se ha recrudecido en los últimos días y se ha cobrado ya la vida de tres personas que intentaron asaltar una Gendarmería en Laqliaa, en el sur del país. El pasado sábado, miles de personas, en su mayoría jóvenes, salieron a las calles de las principales ciudades marroquíes para reclamar una mejora de los servicios sociales, especialmente en sanidad y en educación. Las protestas, las mayores de los últimos años contra el Gobierno, tienen lugar en un momento en el que el desempleo afecta a cerca del 13% de la población. En el caso del paro juvenil, la cifra se dispara hasta el 35%. Mientras tanto, Marruecos está inmersa en la construcción de todo tipo de infraestructuras para preparar el Mundial de Fútbol que acogerá junto a España y Portugal en 2030, con inversiones millonarias.

Las escasas perspectivas de futuro y un sistema público muy debilitado son los elementos que han encendido la mecha de una población cansada de la corrupción y la falta de recursos. A esta situación se suma la muerte en septiembre de ocho mujeres embarazadas, aparentemente debido a las malas condiciones de los hospitales. Las autoridades respondieron rápidamente a las protestas con una oleada de redadas y más de 400 arrestos.