Rusia y Ucrania han vuelto a cruzar acusaciones por la situación en la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa y que permanece desconectada de la red eléctrica externa desde el pasado 23 de septiembre. Ahora, la planta nuclear depende de generadores de emergencia para enfriar sus reactores. Situada en el sur de Ucrania, actualmente la central se encuentra bajo control ruso. Kiev dice que los cortes se deben a los propios bombardeos rusos y ha denunciado un posible “sabotaje” con el fin de integrar la planta al sistema eléctrico de los territorios ocupados por el Kremlin. Por su parte, Moscú asegura que se debe a ataques ucranianos. El Organismo Internacional de Energía Atómica ha dicho que la situación “no es sostenible” y ha pedido restaurar cuanto antes el suministro externo para evitar un riesgo nuclear.
Mientras, Vladímir Putin ha asegurado que no tiene intención de atacar a países de la OTAN y ha señalado que Rusia cuenta con suficientes recursos para mantener la guerra, pero no ha descartado negociar una “solución mutua aceptable”. El mandatario ruso hizo estas declaraciones en una rueda de prensa, en la que criticó el rol de Europa y de la alianza y les acusó de prolongar el conflicto.
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