No es casualidad que el estado de desorden, impunidad e inestabilidad que vivimos venga precedido de cerca de dos décadas de poder de Vladímir Putin y Benjamín «Bibi» Netanyahu. Ambos han tenido tiempo suficiente para avanzar en sus agendas expansionistas y sus sueños de un nuevo orden mundial. Aunque las visiones de ambos son discrepantes, coinciden en un elemento fundamental: la aniquilación de cualquier concepto de justicia o ley internacional.
Los líderes rusos e israelí tienen más cosas en común. Un desprecio absoluto por cualquier interés más allá del personal y la ausencia de escrúpulos para mantenerse en el poder. Su gran golpe de suerte ha llegado con el regreso al poder de Donald Trump. Con un presidente en Estados Unidos que, al igual que ellos, carece de un ápice de catadura moral, pero acumula similares dosis de narcisismo patológico, las condiciones se han vuelto idóneas para los sátrapas del mundo.
Contenido solo para socios/as
Otra forma de ver el mundo es posible. Si te haces ahora socio/a, tendrás acceso ilimitado a la web, y recibirás cada año nuestra revista en papel con más de 250 páginas y un libro de la colección Voces.
Suscríbete ahora