Los refugiados que no importan

Y.K., un refugiado sirio que sufría una hipotermia de segundo grado. Bosque de Bialowieza. Podlasie (Polonia), diciembre de 2022.

Polonia acoge a más de 1,5 millones de refugiados de Ucrania. Un poco más al norte, en la frontera con Bielorrusia, rechaza a los que vienen de Oriente Medio y África.

La invasión rusa de Ucrania produjo en pocos días una imagen paradójica: la de millones de refugiados de Ucrania siendo acogidos en países limítrofes, como Polonia y Hungría, que durante la última década han destacado por sus políticas antiinmigración. Las autoridades y las redes ciudadanas de solidaridad se activaron para auxiliar a las personas que formaban parte de uno de los mayores éxodos de la historia reciente. Pero esto no ha borrado la postura de estos Gobiernos sobre refugio e inmigración. Tan solo ha demostrado que el origen de las personas en movimiento es lo que determina su acogida.

Las fronteras de Polonia con Ucrania (sureste) y con Bielorrusia (noreste) son el día y la noche. Vía libre y todo tipo de apoyo gubernamental y social en el primer caso; bloqueo y criminalización de la ayuda humanitaria en el segundo. Este reportaje fotográfico cubre intervenciones clandestinas de ayuda humanitaria en el bosque de Bialowieza, en la zona fronteriza con Bielorrusia. También incluye fotografías y testimonios de habitantes locales que prefieren mantenerse en el anonimato para no tener problemas con la justicia.

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