Ensayo

La blanquisangre

Un hombre aymara a la cabeza de la marcha lleva una bandera ensangrentada, quemada, perforada. La sangre es de un rojo más oscuro que el de la bandera del Perú.

La blanquisangre
Bandera peruana que encabezaba la marcha del 9 de febrero, cuando se cumplía un mes de la masacre ocurrida en la ciudad de Juliaca. Paul Vallejos

Tenemos una relación tortuosa con nuestra bandera. Quién no. Pero a mí me cuesta despreciar del todo la mía como desprecia un antifa español la suya. La de él representa el imperio y la mía se supone que representa la independencia de ese imperio. No es lo mismo. Yo le he cantado a la bandera que sella la conversión del Perú en república independiente cuando era una niña incauta que creía que existía algo como una república soberana, he vociferado con el pecho henchido en la formación estilo militar de los lunes: “enseña gloriosa inmortal”, “de blanco y rojo color, cual llamarada de amor”. He practicado con desconcierto esa sintaxis patriotera, pero ¿realmente nos creímos que nos independizamos, que ganamos la guerra, que esta república nos incluía?

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