Una pancarta negra con un particular símbolo pirata encabezaba una manifestación en las calles de Tana (Antananarivo, Madagascar). Los jóvenes malgaches habían adaptado la bandera de los Piratas del Sombrero de Paja, de la serie de manga One Piece, cambiando el característico gorro del protagonista, Monkey D. Luffy, por un colorido “satroka” (un sombrero de rafia habitual en la Grande Île). El pasado 25 de septiembre, detrás de la pancarta y el símbolo, miles de jóvenes malgaches reclamaban que el gobierno garantizase servicios públicos básicos. Nairobi, Kampala o Dar-es-Salam, capitales de Kenia, Uganda y Tanzania, también han sido escenario de protestas en los últimos meses. Todos esos episodios y otros ocurridos en grandes ciudades africanas tienen en común la exigencia de mayor calidad democrática y el protagonismo de una generación de jóvenes que se abre paso tras la etiqueta GenZ.
El liderazgo de esta generación en la actual ola de protestas no es un detalle insignificante. Las etiquetas generacionales siempre son resbaladizas, pero la de “Generación Z” habitualmente se refiere a jóvenes nacidos entre mediados de la década de 1990 y 2010, es decir, jóvenes de entre 15 y 30 años. La media de edad de África (19 años) es la más baja del mundo. El futuro se escribe aquí.
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