Fotografía: Sofía Moro ¿Merecen morir las personas condenadas a muerte? ¿Es justo que un Estado tenga la potestad de determinar de forma infalible si un ser humano debe vivir o morir? ¿Hay algún país que haya sido capaz de aplicar la pena capital de manera limpia, justa y sin errores? Quizá sea imposible. Este proyecto fotográfico viaja a Estados Unidos, Bielorrusia y Japón para comprobarlo. Los condenados a muerte en Estados Unidos acostumbran a ser pobres y pertenecer a minorías, como Sabrina Butler-Smith. Estuvo cinco años en la cárcel de Misisipi, tres de ellos en el corredor de la muerte. En 1989, con diecisiete años, se acercó a la cuna de su hijo Walter, de nueve meses, y vio que no respiraba. Al llegar al hospital, los médicos certificaron la muerte del bebé.…
Contenido solo para socios/as
Otra forma de ver el mundo es posible. Si te haces ahora socio/a, tendrás acceso ilimitado a la web, y recibirás cada año nuestra revista en papel con más de 250 páginas y un libro de la colección Voces.
Suscríbete ahora