La determinación con la que Donald Trump ha tratado de mantener en secreto los archivos del caso Epstein es un buen indicativo de lo explosivo del material. El problema para el presidente estadounidense es que, cuanto más empeño pone en mantenerlos en secreto, mayor es el deseo de conocer su contenido. También entre sus seguidores.
Para Trump la encrucijada es difícil de resolver. La negativa a hacer pública la información está fracturando al movimiento MAGA y provocando disidencias en el Partido Republicano. Pero si todo sale a la luz, el escándalo podría tumbar su presidencia.
Jeffrey Edward Epstein, el millonario líder de la red de trata de menores en la que podría estar implicado el presidente, no puede testificar: fue encontrado muerto en su celda en agosto de 2019, en lo que fue catalogado como un suicidio. Detrás quedaron cientos de testimonios de las víctimas, correos electrónicos, registros de vuelos a la isla de Epstein y material clasificado. «Yo soy el único capaz de acabar con él», escribe Epstein en uno de los correos revelados por congresistas demócratas.
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