A un lado de la valla fronteriza, tiendas de campaña donde se refugian del frío cientos de hombres, mujeres y niños. Al otro, una zona militarizada en la que se despliegan soldados y furgones policiales, y a la que periodistas y organizaciones humanitarias tienen prohibido el acceso. Las imágenes de personas llegadas de países como Irak, Siria, Yemen o Afganistán y varadas en la frontera de Bielorrusia con Polonia —a las puertas de la Unión Europea— han llegado estas dos últimas semanas a las portadas de los medios y agitado el escenario político europeo. Bielorrusia, aliada de Rusia, se ha convertido en el centro de una nueva ruta para muchas personas que buscan llegar a Europa por Polonia, Lituania o Letonia y dejar atrás los conflictos, la persecución o la falta de oportunidades en sus países de origen. Se trata de una ruta abierta y alentada,…
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