El 1 por ciento en busca de refugio

65,6 millones de personas están fuera de sus casas a causa de la violencia, según el nuevo informe anual de Acnur

El 1 por ciento en busca de refugio
Anna Surinyach

El 1 por ciento parece una proporción reservada para hablar de una minoría que gestiona el mundo, que tiene la economía a su servicio, que decide el futuro del otro 99 por ciento.

Este 1 por ciento, no. Este 1 por ciento sufre las consecuencias de cómo se gestiona el mundo, no dispone de los recursos necesarios para cambiar su situación y depende del otro 99 por ciento. Es la población en busca de refugio (porque no siempre lo encuentra, porque no siempre es refugiada): 65,6 millones de personas, casi el 1 por ciento de la población mundial, se hallan desplazadas a causa de la violencia, 300.000 personas más que el año anterior, según el nuevo informe anual de Acnur, que recoge datos al cierre de 2016.

Frente al crecimiento frenético de la población refugiada en la última década, el del año pasado parece un aumento moderado. ¿Es así? ¿Cómo es este mundo en movimiento? ¿Quiénes son sus protagonistas? ¿Quién acoge y quién no acoge? ¿Por qué dice Acnur que estamos en el momento con más personas buscando refugio desde su creación en 1950? ¿Están mejorando o empeorando las cosas? ¿Tienen sentido estas preguntas? Intentamos responder algunas de ellas a partir de nuestras habituales 5W.

WHO: La población sursudanesa y afgana

Europa tiene la sensación de que “el año de los refugiados” fue ese 2015 en el cual se abrió la ruta de los Balcanes y centenares de miles de personas llegaron al continente de forma irregular, éxodo frenado (con matices) por el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía en marzo de 2016. El relato se cortó allí. En clave de desplazamiento humano, los protagonistas de 2016 son un colectivo invisible: la población sursudanesa. La guerra civil que azota desde finales de 2013 al país más joven del mundo ha hecho que en 2016 se doblara el número de refugiados de esa nacionalidad, hasta llegar a 1,4 millones. Por primera vez, Sudán del Sur se coloca en la tercera posición (solo por detrás de Siria y Afganistán) en cuanto a número de personas que han abandonado el país a causa de la guerra, y desbanca a Somalia. Un cambio histórico que habla de una de las heridas más profundas de África.

Una niña sursudanesa juega en una zona de almacenaje convertida en campo en la base de Naciones Unidas en Malakal (Sudán del Sur). Anna Surinyach

Los otros protagonistas fueron personas que dejaron de ser refugiadas. Según Acnur, 380.000 refugiados afganos fueron devueltos de Pakistán a Afganistán en 2016. Quizá expulsados sería la palabra más precisa: es un proceso rápido y brutal que está pasando totalmente desapercibido. Pese a que la guerra afgana sigue en marcha, incluso con más intensidad que hace unos años, las deportaciones masivas continúan. Se está intentando cerrar un ciclo histórico en un momento difícil —y no explicado— para una región que dejó de importar cuando Estados Unidos mató a Osama bin Laden (o quizá mucho antes). Las consecuencias humanitarias pueden ser terribles.

Sursudaneses y afganos. Esos son los protagonistas de los movimientos de población a causa de la violencia en 2016: más invisibles, más ignoradas por el 99 por ciento, más 1 por ciento.

WHAT: Más refugiados, menos desplazados

Durante la última década, lo que ha hecho que el número de personas desplazadas a nivel global aumente son sobre todo aquellas encerradas en sus propias fronteras: las que no tienen protección internacional, las que están atrapadas. Los llaman “desplazados internos”, e incluso tienen un acrónimo en inglés, IDPs, que se oye con frecuencia en cualquier reunión de la ONU o de organizaciones humanitarias internacionales. Siguen siendo muchos más que los llamados refugiados, los que han cruzado una frontera internacional, pero el año pasado su número decreció ligeramente (de 40,8 a 40,3 millones).

Colombia, Siria e Irak son los países con más población desplazada dentro de sus fronteras a causa de la violencia. Preocupa el repunte en países como República Democrática del Congo y Afganistán. Y la cifra ha bajado en países como Yemen, que había experimentado el mayor crecimiento de población desplazada en el mundo en el año anterior.

Diez principales poblaciones de desplazados internos Fuente: Acnur

La población refugiada, la que está fuera de su país, ha crecido: de 21,3 a 22,5 millones, la mayor cifra jamás registrada por Acnur. El origen mayoritario de las personas en busca de refugio es Siria, Afganistán y Sudán del Sur. El dato demoledor es este: entre los tres colectivos, suman la mitad de la población refugiada del mundo.

Principales países de origen de refugiados. Fuente: Acnur

Turquía se mantiene como el país que más refugiados acoge (2,9 millones), seguido por Pakistán y Líbano. Datos que pueden llevar a engaño: si ordenamos los países por número de refugiados por cada mil habitantes, el top 5 estaría formado, en este orden, por Líbano, Jordania, Turquía, Chad y Suecia.

Diez principales países de acogida de refugiados. Fuente: Acnur

En todo caso, el mapa global se mantiene: el 84 por ciento de las personas desplazadas se halla en países en desarrollo. Es el dibujo de un mundo donde la gente huye de la guerra y es acogida, en su gran mayoría, fuera de los límites de los países con más recursos. Un 1 por ciento que la fortaleza occidental quiere mantener fuera.

WHEN: CAMBIOS LENTOS

Tras cuatro años de crecimiento desenfrenado de la población desplazada, 2016 es el primer año en el que se estabilizó. Hay oportunidades de cambio, pero también intentos desesperados de cerrar en falso conflictos que pueden acabar —otra vez— en crisis humanitarias de primera magnitud.

El atentado en Kabul llamó la atención sobre algo que es un grito a voces para quienes siguen de cerca Afganistán: hay más violencia contra los civiles que hace ocho años, cuando había 150.000 soldados internacionales desplegados en el país. Pakistán, el país que más refugiados ha acogido en las últimas tres décadas, está aprovechando para expulsar a los centenares de miles de afganos que se alojan en su territorio. La operación contra Bin Laden fue un intento de cierre de capítulo: el del post-11S, el de Al Qaeda, el de las montañas de Afganistán y los atentados de Pakistán. Ya nadie mira más allá de Irán. Pero con la irrupción de Estado Islámico y la ebullición en la que se hallan los grupos yihadistas, todo podría estallar de nuevo.

En clave africana, el reemplazo simbólico de Somalia (un conflicto que arranca en la década de 1990, en los años del nuevo orden mundial) por Sudán del Sur como tercer país de origen de los refugiados habla también de un cambio que se está consolidando. ¿Dónde está la mayoría de esos sursudaneses? En Uganda, que en un año ha visto cómo la población refugiada en su territorio se ha doblado. Los datos sugieren que Uganda es la nueva Kenia de África, el nuevo lugar al que van los que huyen de la violencia. Es el quinto país del mundo que más refugiados acoge, por encima de Etiopía.

sudán Anna Surinyach

Cuando los europeos se preguntan qué países acogen más refugiados, su mente no viaja tan lejos, sino a Alemania, uno de los pocos países que durante estos años ha tenido sentido histórico. Hasta ahora, no aparecía en la lista de los diez que más acogen, pero al cierre de 2016 entró en la octava posición, con 669.500 refugiados, más del doble que el año anterior.

WHERE: EL TRIÁNGULO REFUGIADO

Mapa elaborado por Acnur.

Observen el triángulo que se forma en este mapa elaborado por Acnur, y que conecta los tres grandes vértices de la población refugiada: Oriente Medio, Asia Central y el Cuerno de África y este de África. La huida del 1 por ciento de la población mundial se modifica (unos conflictos se van apagando, otros emergen), pero sigue siendo lo que fue: Sur-Sur. La gran mayoría de los movimientos a causa de la violencia no son hacia Occidente, sino entre Turquía y Siria, entre Pakistán y Afganistán, entre Uganda y Sudán del Sur, entre Kenia y Somalia.

Vamos al análisis regional. Nueve de los diez primeros países de acogida están en regiones en desarrollo. África acoge a 5,13 millones de refugiados, frente a los 5,2 de Europa, pero esta cifra incluye a Turquía (2,9). En Oriente Medio y Norte de África hay casi 2,7 millones de refugiados, una cifra desproporcionada para su demografía y que expresa sobre todo el esfuerzo de Líbano y Jordania para acoger a sirios.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la identidad de la persona refugiada ha cambiado. Antes era mayoritariamente europea; ahora islámica y africana, y acogida en países de su entorno. Es el 1 por ciento que algunos sectores oficiales y no oficiales de Occidente proponen como el enemigo del siglo XXI.

WHY: SIN PAZ, SIN REFUGIO

En la última década, dos de las peores guerras del siglo XXI (Siria y Sudán del Sur) se han unido a conflictos enquistados que siguen sangrando (Afganistán, Irak, Somalia). Este año el número de personas en busca de refugio no ha aumentado tanto, pero sigue en niveles récord. ¿Hay más guerras que antes? ¿Estamos en el momento más violento de la historia?

Las cifras, frías, no mienten: es un mundo en el que fracasa la paz. La calma nunca llega a países como Afganistán, Irak, República Democrática del Congo o República Centroafricana. Es una palabra gastada por los círculos diplomáticos y que los civiles escuchan con ironía: la del que presiente que esto no se acaba.

Mientras no se dediquen esfuerzos extraordinarios para cerrar esas heridas, muchas de las cuales sangran desde la Guerra Fría, el número de personas desplazadas y refugiadas seguirá siendo alto durante muchos años.

La frontera más peligrosa a la que tiene que hacer frente ese 1 por ciento es el Mediterráneo. 1.828 personas han desaparecido en lo que va de año en el mar. Pese al descenso en las llegadas, el ritmo de muerte sigue a un nivel parecido al de otros años. Hoy es el día 170 del año: una media de más de diez personas al día pierden la vida en esta frontera. Un atentado diario que solo afecta al 1 por ciento.

Un barco de rescate de Médicos Sin Fronteras atraca en la costa siciliana de Trapani. Julio de 2015. Anna Surinyach

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